Nadando espaldas.

Refleja la estrellas de mercurio

y no consigue ser lágrima.

a la derecha campo, a la izquierda también.

todo está mojado.

Salpican las ventanas,

el aire enmohecido de ese tumulto viajante.

La noche anterior nadaste, en sabana sincera

y también era lluvia,

se inundó mientras dormías.

Esta noche es tuya,

sudarás aire seco de deshielo y arboles sabios.

tal vez tendrás en tu boca, lo que sobra de la mía

y chocarán en la estratosfera

nuestros aires fríos y tibios.

Si lo permiten las ansias,

tendrás entre los dedos, cayendo entreverada,

el agua leve, al mismo tiempo evaporada

que nos cacheteó en la calle.

Si lo permite la suerte

harás mil malabares, con los dedos que tantean

lo que quedó en nuestro viaje.

Y si se anima el olvido,

alguna que otra mañana,

desearas que el colchón

sea serpentino río,

mirarás a un costado

imaginando que estamos

los dos atentos a nada,

dejando que el agua mande.

RIMA:

Tierra chica pero ancha,

y los dos haciendo la plancha.