Descubriste.

Casi llegando a la esquina, te das vuelta. El sonido repetitivo tras cada uno de tus pasos no era el eco.

HOLA decis moviendo tu vista en busqueda.

Responde el mismo monotono sonido de todas heladeras del barrio. Nadie dice algo mas.

En la próxima calle das la vuelta hacia tu izquierda, a pocos metros la entrada de tu casa se ve tan familiar como tu cara en el espejo.

Sacás la llave de tu bolsillo trasero. Por supuesto entrás.

Dentro de ese mundo de sillas, adornos, imagenes y utensillos perdés la edad, o posees todas: Tenes cinco años y mirás las baldosas, tenes dieciseis cuando tomas tu campera para ir a tomar mate al sol, o tu cuerpo envejece (y te imaginas en la silla del patio).

Automáticamente un sobrevoltage neuronal te transporta a volver a pensar en ESO, lo verdadero, lo que venís buscando, que tu sospecha lo transforma en inalcanzable porque su definición así lo precisa, para que nunca deje de aparecer.

A dormir.Desde tu tantas veces cama, el techo, también es tu rostro en el espejo del baño.

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En la esquina, esta vez doblas a la izquierda y te detenés después, dandote vuelta al mismo tiempo. Frente a vos una caja de carton en perfecto estado. Sacas tu llave del bolsillo trasero para cortar el embalaje. Abris la caja, no ves nada en ella, ni siquiera su fondo o sus paredes. Metes el brazo, con decisión. Pegas un salto al sentir otro brazo moviendose en sentido contrario.

Te agachas nuevamente. La mano tuya ingresa mas sigilosa, luego el resto de la extremidad. El brazo dentro de la caja, lo volves a encontrar. Lo palpas y notás que el te palpa, lo empujas y el te empuja. Ese otro brazo hace lo mismo que éste que metés.

Tu casa. La llave. Los muebles. La pantalla. Tu cama. El techo.

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Esta vez te das vuelta repentinamente, en el mismo instante que comenzas a escuchar el sonido repetitivo tras cada uno de tus pasos encontras la caja. La tomas bajo el brazo.

Al cerrar la puerta de tu casa y deambular por el territorio de todas las edades, pensás en el día que un momento antes de cruzar a la plaza no pudiste evitar sonreir de nervios mientras tu boca recordaba.

Dejas la caja en el piso de tu habitación. La abris. Subis a tu cama, respiras hondo y te sambullis de cabeza dentro. Mientras caes por el interior , te ves pasar en sentido contrario y viendote pasar en sentido contrario. Sonríen.

Caes en tu cama. Te quedas mirando las marcas que conoces de tu techo hasta dormirte.

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Despertas. Dormís un poco mas. Despertás. Dejás la cama y vas al baño,

Te mirás en el espejo.

Respira. ¿Hoy te sentís diferente?