Soy del Viento.

Desde algún lugar entre el sueño, la sensación y el pensamiento, siento rugir mi presencia, silenciosamente, rompiendo el aire, molécula por molécula.
Siento mi entorno, mis dos cuerpos, mis dos realidades, mis dos sexos y cada átomo de mis corporeidades que se desarman en el viento. Me quedo ahí, en el centro de todo, latiendo mis labios, mis bocas, mis corazones desenfrenados, en el medio del desenfreno.
En todas partes, como la sombra, voy engullendo.
Recorro el mundo, pero me quedó allí.
Mares, ríos, arroyos, lagunas, lagos, charcos de todas las veredas, lágrimas de todos los ojos en el planeta entero, sienten reflejar mi imagen, algunos lo notan, otros están durmiendo.
Y mas allá del firmamento, entre los seres brillantes y los fogosos gigantes, que mis mentes apenas imaginan, de ese todo oscuro y siniestro. También me transformo en luz, que ilumina todo, por solo unos segundos, que es toda mi vida entera..
Y tan corta mi existencia certera, de placer muere con calma, aunque nunca he existido y ahora existo, nunca moriré pero nunca más seré.

El chasquido que resuena y se transforma en eco que rebota por toda la habitación, toma mi existencia cuando mis labios se separan de mis otros labios. El eco me atrapa y me transformo en su alma, como un bote desprendido de un retazo de cada recuerdo, me transportará el viento.

Así esos dos corazones, cuerpos, sensaciones y razones toman una parte de mi; yo me transformo en un destello de sus realidades.

Ahora soy del viento.
Aunque el hechizo, que sellaron aquellos dos cuerpos mortales, se desintegre con el bailoteo del tiempo, yo seguiré regando aromas de ese momento.

Y cuando frente a alguna espuma, sientan romperse la armadura, y corra un frío por la espalda, resurgiré, como el recuerdo de ese beso, ese que hizo mi presencia.
Recorreré una y mil veces su piel entera, en un fragmento de un segundo, surcando poros con mi entrevero, creerán estar sintiéndome, cuando ya me haya ido, una vez mas, con ese viento.

Cuando la noche solitaria apriete fuerte el pecho, cuando parezca que el otoño se ha entretejido entre los huesos, me buscarán con la mirada hacia los torpes pensamientos, de humana fragilidad, de ciega curiosidad. Seré poesía y melodía y tinta absurda colgando del lienzo.
Seré el miedo y la calma de cada próximo beso que hará cosquillas en mi recuerdo de ese recuerdo.

Seré la excusa para quedarse, para marcharse y para volver. Y nunca mas seré realmente sentido, seré sospecha de algo vivido. Seré del viento.